Campo de Quidditch

Esa tarde, la mayoría de los alumnos se encontraban dentro de la universidad debido a la lluvia suave que estaba callendo. Yo, en cambio, decidí que era el día perfecto para practicar con la escoba sin que nadie me viera ya que adoraba el quidich pero mostrar mi capacidad atletica no era buena idea...
Me situé en un extremo del campo y comencé el vuelo de forma ágil y rápida, disfrutando del viento y el agua sobre mi piel como desde un tiempo no lo hacía

Pasé volando al lado de aquella figura inconfundible mientras lo miraba fíjamente a los ojos, observando la sombra borrosa que, debido a la velocidad, estos eran. Me ruboricé al ver que se percató de mi presencia y bajé hasta el suelo de nuevo para irme de allí con la mayor discrepción posible aun que al parecer era imposible pues me había visto y mi aterrizaje fue algo patoso por los nervios. Tropecé al bajar de la escoba con esta para caer al suelo y mojarme totalmente la parte trasera de mis pantalones

Al escuchar la risa de Ethan suspiré pues ahora parecía una completa estúpida. Me levanté del suelo al escucharlo y musité una leve y tímido "sí" con la cabeza agachada observando la húmeda hierba del campo.
-No tendrías que haberte molestado en bajar-dije con cierta ironía

Fui tras él y me encontré con aquella temida pregunta. ¿Debía decirle que me gustaba el quiddicht o mejor me callaba?
Llegamos a las gradas de la hermandad de griffindor y al estar bajo un techo resguardada, me escurrí el mojado cabello...
-Es una de mis aficiones-dije sin mirarlo

Reí por su comentario y asentí cuando dijo aquello sobre los estudios. Era cierto que era muy aplicada y nadie conocía a cerca de esa afición tan fuera de lo común en mí pero no se podía hacer nada...
-Soy como una moneda, tengo dos lados opuestos pero unidos-dije con una sonrisa

Me senté junto a él y apoyé mis codos sobre las rodillas quedando algo inclinada hacia adelante, observando las suaves gotas que, raudas, iba a parar contra el suelo.
-Me encanta la lluvia y pensé que no habría nadie aquí para descubrir mi afición-dije divertida mientras mi mirada estaba situada en las gradas de enfrente

No sabía que responder ya que la idea de jugar al quiddicht de nuevo era genial pero ¿contra el capitan del equipo? tal vez no era muy buena idea aun que se me diera bien aquel deporte. Me encogí de hombros con una sonrisa y me levanté del asiento dispuesta a dejarme llevar por primera vez.
-Juguemos-dije como afirmación a su proposición

No pude evitar reír al ver aquellas demostraciones de habilidad, intentando impresionarme. Bueno, de hecho, lo estaba consiguiendo al ver la rapidez y la destreza con la que se movía. Lograba hacerme sentir bastante torpe.
Lo observé con aquel balón y supuse que nos haríamos unos pases, genial, eso era mejor que volar sola.
Me posicioné para interceptar el pase intentando relajarme y jugar como solía hacerlo pero es que cuando el chico que te gustaba te miraba de aquella forma, era muy difícil

De un momento a otro la bludger se me escapó de las manos y me golpeó la pierna , haciendome caer al suelo, unos tres metros. Cuando choqué contra el cesped di un grito de dolor al ver mi pierna lastimada, pero por suerto, no quebrada! .
- Shopie, ven aquí. Necesito que hagas un hechizo para que la herida deje de sangrarme. - le pedí con la voz en alto para que me escuchara.

Lo vi descender a gran velocidad atravesando el aire con facilidad y justo antes de que chocara contra el suelo, en vez de hacer algún hechizo de levitación, mi mente no paró de repetirse una y otra vez "que no le pase nada grave".
Tras escuchar su petición volé hasta su lado observándole la pierna. ¿Un conjuro de sanación? aún no conocía algo así excepto para los huesos rotos.
-¿No sirve el método normal?Quiero ser doctora-dije con una sonrisa mientras observaba la tela de su pantalón manchada por la sangre

Suspiré y rodé mis ojos por su exigencia. Saqué mi varita y me concentré en hacer el hechizo aun que a la primera no solían salir bien pero esta vez parecía que no habría fallo alguno. La magia sanó instantaneamente la pierna malherida de Ethan el cual, sin dolor, parecía estar mejor.
-¿Cómo te encuentras?

Pasé un brazo por su cintura para que se apoyara en mí y nos dirigimos de nuevo a los asientos donde, con mucho cuidado, lo ayudé a sentarse.
Poco a poco nos íbamos conociendo más y lo peor de ello es que cuanto más lo conocía, más me gustaba. Me quedé de pie frente a él, observándolo con mis mejillas ruborizadas al notar la confianza con la que empezaba a tratarlo

Al sentir su mirada sobre mí, el rubor de mis mejillas aumentó y me senté junto a él. Mi mirada estaba fija en el césped del campo pues el sentirme observada me incomodaba pero cuando era Ethan quien lo hacía me ponía nerviosa.
El silencio se apoderó de la situación y volví mi rostro para mirarlo quedando a escasos centímetros del suyo.
-Yo...-no sabía que decir y solo podía escuchar el rápido latido de mi corazón resonar en mi pecho