Azotea Superior

Caminaba hacia el pasillo del piso nueve, para dirigirme a la sala común y dejar un par de cosas que había encontrado en los terrenos. El aire que se entre asomaba por las ventanales, se creaban corrientes que hacían que las cabelleras femeninas volaran. Algo me llamaba la atención a lo lejos, pero aún no lograba identificar qué era. Unos pasos más, me iba acercando y logré ver qué era lo que tanto me interesaba. Una mujer. Una mujer asomada sobre la ventana, con toda la cabeza en el aire, parecía que pronto se caería al abismo. Me asomé por la ventana contigua y logré ver cómo sonreía ante el abismo, por lo que debería disfrutar de aquella sensación de libertad y el aire fresco rebotar en su rostro. La miré por un rato sin que ella notara mi presencia cerca y de repente un par de palabras resonaron con mi voz -Muy lindo la vista desde aquí, ¿no crees?

Emily, Emily Kloss. Respondí atentamente a su saludo. Aquella paercía una profesora, pero en los dos años anteriores, jamás la había visto, por lo que quizás era de alguna de las materias que cursaba este año, o ni siquiera nos cruzaríamos como tales.. Giré nuevamente mi cabeza hacia el abismo, y un reflejo del sol nos incandilaba poco a poco. Tras un rato de contemplación y silencios entre nosotras, sólo se escuchaban los murmullos de quienes pasaban por detrás nuestro, exclamé: - Es una de las mejores vista del castillo, es incomparable. Será que me gustan los abismos y me intrigan, crean cierta pasión en mí, algo que nunca logré descifrar.

Tras nuestra conversación, se escuchó una voz grave y masculina, por lo que giré mi cabeza, dejando atrás aquella vista sorprendente. Me topé con unos ojos celestes, que resplandecían con la luz de la tarde, destellaban cierto brillo que me hacía reconocer a aquél joven inmediatamente, aunque en realidad nunca había intercambiado palabras. Escuché cómo se presentaba Sam, y luego exclamé algo tímida por su presencia: Y yo soy Emily, Emily Kendrick. Luego de eso, sonreí y noté cierto color rojizo en mis mejillas

Tras aquel rubor en mis mejillas, bajé la cabeza y sonreí, hasta que escuché nuevamente las palabras del rubio y decidí contestar, aunque mi nerviosismo era alto y sinceramente no podía encontrarle razón ni motivo. Pues... yo me encontraba caminando hacia la común y me topé con Sam, que parecía tener ganas de tirarse al abismo, aunque claramente no era así. ¿Qué había dicho? Un enredo de palabras, que quizás no habían tenido sentido, que sonaban tan graciosas. Mis nervios tal como simpre lo hacían, me traicionaban al momento de hablar.

Escuché al Slytherin nuevamente y mis ojos se clavaron en sus labios, observando cómo éstos se movían cuando hablaba. ¿Qué me pasaba? O.o Yo, Emie no era así.. ¿Qué era? Entonces, exclamé -Si, menos mal. Dije con una sonrisa. Para eso, poco a poco se notaba el descenso del sol tras el horizonte, se perdía a lo lejos y giré mi cabeza para observar aquello. Apoyé mis brazos sobre el ventanal y dejé el bolso en el suelo, dejando un espacio al lado mío en la ventana, por si Scorpius deseaba mirar el amanecer desde allí y no desde tan detrás.

[i]Noto su mirada clavada en mi cara, pero no en mis ojos. No sabía porqué me miraba así, pero sinceramente, para qué engañarnos, aquello me gustaba. Era una rubia guapa, y tenía una sonrisa bonita. Por no hablar de sus ojos, que eran muy guays *_*. Sonrío y asiento por lo que dice y veo que se da la vuelta para mirar por el ventanal la puesta de sol. Después de unos segundos de duda, sin saber muy bien a qué se debía, me acerco a ella y me acomodo a su lado.

-Me encanta ver el atardecer... -murmuro con la mirada perdida en el horizonte anaranjado[/i]

Scorpius se colocó a mi lado y un cosquilleo por dentro me sofocaba, junto al rubor que comenzaba a notarse en mis mejillas. Contemplaba aquella vista, que desde el primer día que había pasado por la azotea, me había captado la atención de buena primera. Tal como en épocas de mi niñez, contemplar el atardecer, era algo que esperaba con muchas ansias, casi tanto como cuando una jóven espera sus quince años.
Escuché la voz del guapo y lo miré mientras unas palabras resonaban - A mi también, desde pequeña que me gusta. Como que... - pensé, hice muecas con la boca, buscando la palabra exacta para describir lo que quería decir - encuentro cierta inspiración en él, y es algo tan natural y bello, que todavía me llena de cierta sensación que no sé como determinar - Esas frases que sólo a mi se me ocurrían u.u

Captaba su mirada mientras hablaba y luego, hice lo mismo en cuanto sus palabras llegaron a mí. De un momento al otro, sentía que quizás aquella mirada lo intimidaba o simplemente no le agradaba, por lo que decidí observar nuevamente el sol desaparecer. Esuchaba su voz y contemplaba el crepúsculo, una combinación realmente maravillosa. Terminó de hablar y no comenté nada al respecto, pues no se me venía ninguna palabra coherente a la cabeza, aquellos momentos de nerviosismos, aún me aumentaban más los mismos.

La voz de Scorpius llegó nuevamente a mis oídos, por lo que lo miré y contesté: estudio para ser auror, el septiembre cursaré el tercer año - dije sonriendo y continué - y vos? - Aquello me interesaba, ya que por alguna razón desconocida queria acercarme aún más a él

Con que jugador de Quidditch ^^ Eso me agradaba, y luego comenté al respecto: Amo ver los partidos, aunque volar no es una aficción, si puedo esquivar las escobas, mejor. Sonreí y miré el último rayo de sol que jugaba a las escondidas con el horizonte. Y... - agregué al cabo de unos segundos en que se hizo el silencio - te ví jugar un par de veces y eres muy bueno realmente. - Me sonrojé un poco y luego escuché su pregunta hacia Sam.