Biblioteca

Estaba sentada en la mesa con un libro de pociones abierto pero en realidad no lo leía, solo miraba las letras sin tan si quiera verlas. Sentí la presencia de alguien cerca de mí, un chico había llegado... y no un chico cualquiera, su reputación por ser quien era no era muy buena pero no juzgaba a las personas sin conocerlas.
Le sonreí con dulzura y volví a mirar mi libro...

Estaba distraída, pasando páginas en busca de alguna pócima interesante cuando su voz sobre mi hombro me hizo sobresaltarme ya que no me esperaba que se acercara y ahora, gracias a mi timidez, el rubor cubrió mis mejillas.
-Yo...eh...gracias...-dije mirándolo y me fijé en que estaba de pie con un libro entre las manos-No hay nadie invisible en esa silla-respondí estúpidamente para despues golpear con la palma de la mano mi frente. ¿No podía decir nada que no sonara estúpido? no, eso solo sucedía cuando se me iba la timidez y eso tardaba demasiado a veces

Miré su mano y sonreí estrechándola. Sabía quién era él y también su padre pero guardaba la esperanza de que no fueran iguales y por el momento, se merecía una oportunidad.
-Soy Sophie, encantada-dije más relajada pero aún cohibida por su presencia. ¿Cuándo aprendería a hablar con chicos?

El chico soltó mi mano y se centró en su libro. El silencio era un poco incómodo asi que opté por sacar un tema trivial de conversación. Me fijé en que el libro era de quidich y ya sabía que el estaba en el equipo pero habría que hablar de algo...
-¿Te gusta el quidich?-pregunté cerrando mi libro

Reí al escuchar su pregunta con cierto tono sarcástico y asiento con la cabeza. El quidich me gustaba pero nunca me había atrevido a entrar en el equipo ni a ir a los partidos.
-Me parece interesante- respondí intentando esconder mi motivación-Iré a verte al próximo partido-prometí con una sonrisa acomodándome el cabello sobre uno de mis hombros

Su humildad me sorprendió pero al escuchar la admiración que sentía por los Potter me resultó totalmente chocante. Significaba que yo tenía razón, que él no era como su padre si no que tenía al menos un corazoncito ahí dentro. Sonreí y lo despeiné venciendo la timidez que me invadía.
-A mí me pareces genial. Tu habilidad y rapidez son increíbles junto con tu manejo de la escoba-dije delatando mi gusto por ese deporte y el saber con antelación que era parte del equipo. -O eso dicen...-comenté intentando disimular aun que ya era inútil, seguro sabía todo

off: no te preocupes ^^

Reí levemente al escuchar la emoción con la que preguntaba que tal hablaban de él. La gente lo juzgaba por su padre pero nadie se atrevía a hablar mal de su juego ya que era excelente.
-Desde luego que sí pero no dejes que se te suba a la cabeza-bromeé sonriendo divertida

Sonreí negando con la cabeza. No pensaba que fuera ningún creído ni nada, a todos nos gustaban los alagos...
Acaricié las tapas del libro cerrado sobre la mesa antes de volver a mirarlo a él.
-A todo el mundo le gusta que hablen de él

Sonreí como respuesta a su comentario positivo a cerca de mi visita al campo de quidich para verlo. Me levanté de la silla con el libro contra mi pecho y me agaché, dando un suave beso en su mejilla.
-Entonces, hasta el próximo partido-dije animada y caminé hacia el exterior de ese lugar increíble lleno de libros.
Finalizado